Antes de que una innovación de MEIKO entre en producción, debe superar un control de calidad final: en el laboratorio de desarrollo de MEIKO, se somete a un exhaustivo control mecánico o microbiológico. En el caso del sistema automático de capota del M-iClean H incorporado en 2017, consistió en la apertura y cierre de la capota aproximadamente cada diez segundos... durante medio año. ¿Alguna de las piezas incorporadas no interviene en el ciclo? ¿Se producen roturas por fatiga? En caso afirmativo, se realizan las mejoras necesarias y a continuación se vuelve a realizar la prueba. Tras 1,2 millones de aperturas exitosas y no menos cierres, la prueba de esfuerzo se considera superada y se detiene. Pero, ¿por qué tantas repeticiones, si la normativa únicamente exige 100 000? «La cifra determinada nos parecía demasiado baja, ya que no se correspondía con las circunstancias reales que conocemos de primera mano de nuestros clientes», declara Bruno Gaus, jefe de desarrollo de MEIKO. Aquí, lo normal son aproximadamente 180 ciclos de lavado diarios. Por lo tanto, 100 000 repeticiones corresponderían solamente a un año y medio. Eso es demasiado poco para MEIKO. Nuestro sistema automático de capota se probó para una duración correspondiente a 18 años.
MEIKO va más allá, y no solo en las pruebas de esfuerzo. «Made by MEIKO» es una distinción de valor y fiabilidad. Un compromiso con la mejor tecnología y los mejores materiales, siempre respetando el medioambiente. Una promesa de escuchar y tener siempre en mente a los clientes. En todos los centros de producción repartidos por todo el mundo.